La naturaleza es sabía. La naturaleza es sabia porque a base de equivocarse millones de veces va aprendiendo. Seguro que, al principio, si damos por buena la Teoría de la Evolución de las Especies de Darwin, los animales y las plantas no eran como son ahora, han ido cambiando y sobre todo hemos ido aprendiendo a interpretar esos cambios y adaptarnos a ellos.
Un claro ejemplo y uno de mis favoritos, además, es la manera que tiene de alertarnos la naturaleza de que animales son los más venenosos. Normalmente, está claro que no siempre, los animales venenosos (sobre todo los anfibios que usan ese veneno como defensa) son animales muy llamativos. Sus colores vivos que los distinguen del paisaje nos alertan de que es mejor no acercarse y, desde luego, que es mejor no tocarlos ni comerlos. Las ranas fosforitas, las salamandras amarillas, etc. La verdad es que es muy útil este código de colores.
Pero, siempre hay un pero, la naturaleza ha hecho lo mismo con alguna fruta y nosotros (vosotros, yo no), los humanos, nos hemos saltado esta advertencia a la torera. La naturaleza nos advirtió con un color muy llamativo y un olor nauseabundo para que no comamos ciertas cosas, y en cambio, hay personas que siguen en sus trece y siguen comiéndolas, sí chicos, hablo de las mandarinas, de las putas mandarinas.
Yo creo que ya está bien. Si huelen mal y saben mal por qué coméis mandarinas. Ojo, os advierto que no pienso tolerar ninguna respuesta que sea tipo: “a mí es que me gustan las mandarinas”, porque os puedo decir un millón de cosas que le gustan a ciertas personas y que no por ello está bien. Desde el Real Madrid, hasta delitos de cárcel, pasando por los pantalones esos trucheros que tanto gustaron el año pasado. Así que creo que es momento de parar con esta práctica que tanto daño está haciendo y nos pasemos a alguna fruta que, además de saber bien y oler bien no sean la encarnación pura del mal.
Los que hayáis ido al sudeste asiático también conoceréis el durian, la mandarina asiática, así la conozco yo y las personas de bien. El durian deja en broma lo de la mandarina de nuestras latitudes, pero que haya crímenes peores no os exime de los vuestros. Un poco de sensatez, por favor.
Ahora ya lo sabes.
