La actualidad indica que el surf solo se ofrece como un ejemplo de competición, pero que puede haber muchos más. Denota que ya no resulta necesario mostrarlo como un hobbie o una afición de consumidores de antorchas olímpicas rellenas de marrón glacé marroquí.
Obviando olímpicamente que a nadie que corra olas le interesa un cucumber, ya que de un ejemplo se puede deducir fácilmente todo lo que falta por descubrir cuando uno se hace surfista sin más pretensiones.
La memoria es terrible. La gente compra historias, no cosas. El surf es una puta novela, una continua historia a medias entre la ficción la imaginación y la realidad. No hay persona más poderosa entre surfistas que uno que tenga una historia que contar sobre surf. Digamos que un storyteller es más poderoso que un evento o una marca.
Se ha hablado, visto y leído más sobre la manga de Medina con Ewing o la final que sobre el evento en sí. Es tercer tiempo de toda la vida. El Chiringuito que abraza la España resesa en lo futbolero llegó al mundo entero en forma de voces.
¿Quién habló de la piscina?. ¿Has olvidado todos esos importantes datos que has estudiado?. ¿Qué debemos aprender sobre surf a día de hoy?. Las respuestas son bien sencillas y las conocemos.
Red Bull vende adrenalina, no bebida, Estrella Damm vende Mediterráneo, no birra, Apple no vende teléfonos, vende innovación. Volvo vende seguridad, no coches. Italia no vende pizza, vende su marca. Ahora debemos saber qué vende el surf: respuesta correcta.
La publicidad se ha aprovechado del surf históricamente pues su lifestyle es excelente para vender unas aspiracionales experiencias. A veces, en especial en las competiciones deportivas en general, el aroma a manipulación o persuasión se nota. Suele ocurrir que la persuasión divierte y cuando te pone los cuernos aparece aquello denominado manipulación que hace uso del manejo de las emociones, y el surf es muy emocionante sobretodo para el surfista.
Hay que sacar ventaja y cuanto antes cuentes tu historia, mejor.